Las úlceras por presión, también conocidas como úlceras por decúbito, escaras o llagas, son lesiones de origen isquémico, localizadas en la piel sobre prominencias óseas, se observan en pacientes inmovilizados en cama o sillas.
Son producidas por una combinación de presión prolongada con falta de circulación sanguínea, fricción y humedad. Aunado a estos factores también influye la condición general del paciente como enfermedades agregadas, higiene, nutrición, compromiso inmunológico, trastornos neurológicos, etc.
En cuanto a los pacientes que ya las presentan, los tratamos de forma multidisciplinaria para lograr el cierre rápido de la herida y una mejora en su calidad de vida.
Las ulceras por presión constituyen un problema de salud grave, se estima que 2.5 millones de úlceras son tratadas cada año en hospitales de segundo y tercer nivel. Su prevalencia se ha reportado entre el 3 y 15% en pacientes hospitalizados y hasta un 35% en pacientes de asilos, en pacientes en unidades de cuidados intensivos con ventilación mecánica la prevalencia puede ser tan alta como un 80%.
Las úlceras por presión son fuente de numerosas complicaciones que derivan en periodos de hospitalización prolongados o múltiples internamientos. Se estima que una nueva úlcera por presión incrementa 5 veces el tiempo de estancia hospitalaria. Por otro lado, 51% de los pacientes con úlceras por presión se infectan con microorganismos resistentes a antibióticos. Se han correlacionado con un incremento en la mortalidad de un 200%, independientemente de cómo se originó la úlcera.
El cuidado de un paciente inmóvil y con ulcera por presión genera un desgaste importante tanto para el paciente como para los familiares y cualquier sistema de salud, ya que prolongan el tiempo de estancia hospitalaria y aumentan los costos de atención.